Hiperbalada

Cantemos juntos
una canción verde
que nos enamore
que nos envuelva en espiral
como las tapias que maduran
y abrazan a su tronco.
Cantemos juntos
si nuestra mano aún sigue
asiendo nuestra posta.
Cantemos nuestra vida,
que nos falta el aliento,
que un beso no basta
ni el descanso eterno,
que el agua no sacia
ni relaja el sueño.
Cantemos que esta tarde
de tazas secas, de espejismos
hemos caido como dos lágrimas.
Cantemos que de pronto
un agujero negro ha engullido
todo alrededor nuestro
y que en su cuello revejido
nace y muere todo escape.
Cantemos a esa fuerza
que algún día nos enseñó
a mantener sobre la tierra el paso
y como guía a las estrellas.
Cantemos la nostalgia del rostro
frente a una nueva fogata
como drenando penas de agosto
como ahuyentando fantasmas.
Cantemos que hemos vencido,
que ha terminado la carrera
y que al final de esta meta
nadie nos ha esperado,
que el único trofeo que nos dejan
las metaforas, la confianza
el aire contra el rostro
es el de haber al final cruzado
una nueva línea meta y tener
una nueva carrera por delante
que, juntos o solos,
probablemente otra vez
y quien sabe de aquí a cuánto,
nos volverá a dejar sin aliento
y quizá hasta sin agua
y quizá hasta sin besos
pero jamás sin voz.

Que el reverso de tu mano
sealo más lejos que de ti me encuentre
cualquiera de los días que entren en mi biografía