Wednesday, January 19, 2011

Productos no terminados

Todo cuanto conocemos está sujeto a la erosión del tiempo, incluso algo tan etéreo como los pensamientos, los sentimientos. Nietzsche postuló la idea del eterno retorno, die ewige Wiederkehr. Yo postularía la idea del eterno desgaste.

Nuestras manos son tan pequeñas y nuestros medios humanos son tan superfluos que jamás llegamos a lograr lo que creemos que logramos, nunca llegamos a ser quienes creemos que somos, nunca llegamos a construir lo que creemos que hemos logrado; todo, incluso nuestras existencias, es una mera proyección de nuestras expectativas, de nuestras idealizaciones. Quizá mi idea de reconocer desesperadamente esta «realidad» no es más que un intento por escapar de tal desgaste eterno, reconocer que nunca llegaré exactamente a ser lo que espero o lo que creo que ya soy por estar en constante cambio. Quizá no sea más que un infructuoso intento, pero quizá reconocer que no eres la misma persona que conocí hace unos meses, quizá reconocer que no piensas ni sientes igual que ayer me ayude a entenderte hoy y quererte como quien eres hoy; quizá reconocer que logramos construir mucho pero que también hay mucho que no podemos proteger del desgaste, quizá reconocer que nunca llegaremos a ser productos terminados nos ayude a complementarnos.

Quizá sabiendo esto no nos engañemos unabsichtlich ni nos decepcionemos de nuestras limitaciones como mortales soñadores que somos. No pretendo detener en mi corazón lo que una mano misteriosa ha puesto en movimiento. No puedo pretender que mis deseos son estáticos, lo que siento y quiero lograr contigo cambia día a día, madura, metamorfosea, muta, evoluciona, renace, deja de ser si mismo en esencia para ser algo más profundo. Muchas cosas cambian tanto que nunca más se encuentran a si mismas ni se reconocen al ser comparadas con el pasado. Es ahí cuando notamos que las cosas se han desgastado y que nuestras proyecciones e idealizaciones solo ayudaron a cegar nuestros ojos para ver lo que creíamos ver, a impedir darnos cuenta que cada día somos alguien diferente. Cuando te veo, ya no eres la misma de hace medio año, ya no significas para mí lo que significabas hace medio año, quizá sea porque me siento domesticado*, quizá porque siento que contigo sí puedo alcanzar algo que no pude en mi antiguo ridiculum vitae amoroso. Te veo y siento una extraña esperanza de saber que de algo sirvió equivocarme pues ahora sé lo que quiero, una extraña sensación de saber que esto era lo que esperaba pero que no sabía que llegaría contigo. Para escapar de ese desgaste tendríamos que reinventar todo cada cierto tiempo, encontrarle gusto y cariño a las esencias en que nos convirtamos cada día, semana, mes o año que pase. Para eso no basta únicamente contruir puentes que conecten tus corazones con los míos, que transmitan con cuidado nuestras ideas o palabras.

En algún momento el amor, que se desgasta y crece constantemente, podría terminar convirtiéndose en un amor que quizá no reconozcamos como nuestro. En algún momento el amor que nos tenemos probablemente se desgaste. Cuando se desgaste todavía me quedarás tú y quiero saber amarte cambies mucho o cambies poco; quiero saber amarte como a mí mismo, no como a alguien a mi costado, sino como a alguien que es parte de mí. En algún momento quizá el amor no sea suficiente para decidir seguir juntos, en algún momento quizá tengamos que echarle mano a los sueños, a las expectativas, a los Bauchgefühle.

Hace tiempo escribí algo sobre la imposibilidad de amar a alguien que no fuera familia, que no existe un amor sincero y despojado pues, al amar, uno espera lo mismo de la otra persona. Lo reconozco, mi amor es imperfecto y espera mucho de ti, pero hay algo que me hace pensar que puedo madurarlo: tú.

Las ideas que tenía hasta hace poco, cambiaron tanto desde que llegaste a mi vida que ya no me reconozco, ya no pienso como antes, no espero lo mismo que antes; aunque no pediste nada a cambio, silenciosamente fui mejorándome a mí mismo para sentir que correspondo a ese amor que me ha refundado. Eres la primera persona que me hace querer ser alguien mejor y que ha podido mermar a mi orgullo narcisista dejándolo de lado, eres la primera persona con quien me gustaría hacer planes de verdad, la primera persona a quien realmente busco merecer.

Wenn du den Richtigen gefunden hast, halte ihn fest.



* Léase «El Principito», cap. XXI