Thursday, November 06, 2014

Victoria sin justicia no es victoria

Los medios de comunicación, las redes sociales, las redes sentimentales, los simples mortales; todos tienden a formar dicotomías, contraposiciones, lo uno contra lo otro (incluso cuando es un mero lo uno o lo otro).

Dicho sea de paso, la lógica preposicional de la conjunción y la disyunción ha sido reemplazada por la contraposición. No son más mis ideas y/o las tuyas. Son las mías contra las tuyas, están contra las tuyas, van contra las tuyas, arremeten y deben prevalecer. La reinventada ley de la selva, hoy de fibra óptica: la idea más extendida y generalizada gana, aquella que más se repita se reivindica. Ya no hace falta levantar más la voz para tener más razón. Hoy somos números que saltan de barra en barra dentro de un diagrama buscando hermandad de ideas. La singularidad ha perdido su encanto, su razón de ser.

Y sin embargo hoy hablamos de pros y antis: Pro-modernidad, anti-cíclico, pro-inversión, anti-sistémico. No nos molestamos siquiera a presentar 2 o más ideas como opciones o variables. Lo complementario pertenece automáticamente al mismo bando aunque los fundamentos sean distintos. Todas las ideas deben enfrentarse. Una debe salir victoriosa. Mas victoria sin justicia no es victoria, y no me refiero a la primera y prostituida acepción según la RAE, sino la tercera que le da a las cuestiones una justificacion y una razón. Una victoria solo puede ser una victoria si hay una lucha de por medio, una disputa, una brega, un sentido. Para una victoria una de las partes ha de apabullar a la otra, dejarla sin argumentos, humillarla sin atacarla, desacreditarla sin insultarla, volverla irrelevante e irrisoria frente a sí.

Por eso cuando oí a alguien decir que la distancia ganó al corazón no pude sino pensar en tibios argumentos. Incluso la lamentación carece que un tono lapidante, carece del dolor de la derrota y suena más a un enunciado estadístico.

¿Será que con esto de los bandos nos hemos vuelto melancólicos, presurosos por acoplarnos a una de las facciones y, dentro de sus casillas, quedarnos en la cómoda inacción de no poder crear un nuevo frente, comenzar una resistencia? Curioso, pues mis ideas están contra las tuyas, van contra las tuyas, por lo que uno de los dos ha de estar equivocado, pero sólo percibo falta de espíritu de lucha en ti. Te contentas con tener la razón o con aceptar las razones del otro en vez de ofrecer resistencia, desbordar tus propios bordes, vencer tus propias limitaciones, desafiar el status quo.

Lo que falta en tus palabras no es razón o convicción, medios lingüísticos o inteligencia, sino más bien pasión y sin una victoria que sea contundente no puedo aceptar un tibio triunfo de la distancia sobre el corazón, aunque la batalla sea enteramente tuya. 

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